Vamos que el
nombre le viene que ni pintado a la filosofía tranquila y relajada que vivimos día
a día los que hacemos actividad en este nuestro club.
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Sábado 7 de Febrero del 2015 a eso
de las 7:00 de la mañana: Nos reunimos unos cuantos somnolientos Tracaleteros
en Catarroja para tomar rumbo al Sur y desplazarnos hasta Jumilla, a la Cueva
del Pozo.
Preciosa
cueva de formación Hipogénica con tubos de presión blancos.
Judit que tenía
que volver a una hora decente fue en su coche.
Como le
había dicho a Judit paramos en un Bar de carretera a unos 2Km de Jumilla, pero
resultó que el bar estaba a 15 Km con lo que y perdón por el error, le tocó
volver un poco.
Yo conocía
la cavidad de una vez que estuvimos hacia 4 o 5 años, aunque estuvimos en Mayo
del pasado año tratando de localizarla y no hubo manera.
Ya con el
GPS en mano y dejando atrás la carretera comarcal por la que habíamos accedido
al lugar cogimos la N344 dirección Murcia y vi un Bar que me sonaba, así que después
había que pasar la Autovía por debajo de un puente.
Como cuando
uno tiene esperanza ve sendas, pues las intuíamos por todas partes. Poco a poco
llegamos al sitio marcado por el GPS y allí no había nada y recordando un poco
el lugar nos pusimos a buscarla a la brava.
Inmediatamente
llamamos al resto y estaban en Jumilla ya que Roberto tenía un problema con la
ventanilla del coche y habían ido a un taller.
Resultan
curiosas las baronimias, el famoso café Asiático Murciano aquí lo
denominan Belmonte, que viene a ser un carajillo pero menos adornado que el de
la zona de Cieza.
Con el
ansia, el ímpetu y el Belmonte rompí el asiento de una silla del bar solo con
levantarme por las ganas que había de meternos en el agujero.
Judit que
tenía que volver a casa pronto decidió que no hacía la actividad, aunque al
final la convencimos y le prometí que cuando quisiese salir la acompañaría
hasta la boca.
Una vez
descendido este pozo instalamos otro pozo de unos 8 metros por donde llegamos a
la sala de la reunión y paramos a comer.
A cada paso
se levantaban nubes de polvo ya que el suelo estaba repleto.
Pese a todo
lo acontecido en la mañana es imposible no admirar los tubos freáticos de
presión con su característico color blanquecino.
Continuamos
después en dirección al paso forzado donde algunos disfrutaron del paso y otros, que
se habían quedado retrasados, pusieron un
hito de piedra por si tenían que volver.
Llegamos a
otra sala por conductos de variados tamaños.
Una vez aquí
existe una cuerda en fijo que remonta un tubo y antes de llegar a la parte más
alta parte otro tubo a la izquierda por el que se remonta con bastante
pendiente, hasta otra salita.
Desde esta sala y por un tubo de presión con
bastante pendiente negativa se accede a una sala con formaciones.
El tubo se
debe descender con cuerda porque es demasiado expuesto, así que otra vez será (lo
bueno de la espeleo es que siempre hay razones para volver).
Como lo
prometido es deuda y ya se había hecho bastante tarde acompañe a Judit hasta la
salida, dejando al resto del grupo continuar la exploración.
Tanta prisa
por salir no quitó las ganas de hacer una parada en el Bar del almuerzo para
tomar algo y re-emprender la vuelta a casa.
Ya pensando volver a la carga con nuevas TRACALETADAS.
Redacción: Pit.
Fotografía: Alberto.
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