El viernes por la noche nos reunimos en Broto el grupo de 7 compañeros que vamos a realizar esta clásica travesía del Pirineo: Marc, Raimon, Carlos, Carlos Salsa, Jordi, Sonia y Chema.
El sábado nos levantamos bien temprano y nos desplazamos a Bujaruelo para empezar la dura aproximación que lleva a la boca de la T1, unos 700 m de desnivel acumulado sin descanso que hacen que lleguemos a la boca con las piernas calentitas (1h 45 min).
De las dos bocas entramos por la más pequeña, fácilmente distinguible por el cable de acero que sirve de pasamanos de acceso al primer P10 que, al igual que el resto de la cueva se encuentra perfectamente instalado. Debido al peligro de caída de piedras que hay en los dos primeros pozos, la entrada a los mismos tiene que ser muy escalonada y controlada (nadie debe bajar mientras haya alguien en el segundo pozo), lo cual enlentece bastante la progresión; desde Salsa, que lideró el avance hasta Carlos que entró el último transcurrió hora y media.
El primer P10, de gran belleza por el nevero que tiene en el fondo es seguido por un P15 que presenta un leve péndulo que nos hará sudar un poco para aproximarnos a un pasamanos que nos llevará a una ventana que da a un pozo paralelo por donde seguiremos el descenso; a pesar de que habíamos leído que en estos pozos (túneles del viento) soplaba mucho aire gélido procedente de los niveles superiores, en nuestro caso, que íbamos abrigados hasta las trancas, no pasamos frío ni sopló el viento. Tuvimos bastante suerte!!!
A los dos primeros pozos les sigue una larguísima rampa descendente totalmente equipada que desemboca en un P30 que nos deja en la bifurcación con las galerías superiores; para seguir la travesía descenderemos una amplia rampa que queda a nuestra izquierda (de espaldas al P30) perfectamente marcada con reflectantes.
Tras otro P9 llegamos a la zona del "vivac", una bonita zona ubicada donde la galería se cierra, con una tienda de campaña y utensilios diversos; justo antes del vivac se abre a mano izquierda un P29 que nos dejará en un meandro que, tras una sucesión de rápeles y pasamanos, uno de ellos ascendente, desemboca en la cabecera del P90 que nos dejará en el cauce del río de Santa Elena.
Este divertido y espectacular pozo está dividido en dos tramos de 40 y 50 m. El primer tramo debe hacerse con un rápel guiado que nos lleva a una amplia repisa desde la que seguir por el P50 del pozo paralelo, ya que en la parte inferior de ambos pozos hay un sifón que de otra manera no podríamos evitar; en la cabecera superior del pozo encontramos la cuerda que nos lleva a la vía de descenso y cuerdas que llevan a una vía de exploración, tras observar bien debemos rapelar la cuerda que nos lleva a un fraccionamiento a 2-3 metros desde el cual se baja al volado del pozo.
En este fraccionamiento encontramos la cuerda de descenso y dos cuerdas paralelas (cuerdas guía); no tenemos claro por cual rapelar pero la solución es sencilla: estirando de las dos cuerdas paralelas vemos que están ancladas en su parte inferior...estas son las cuerdas del guiado!!
El descenso hasta la repisa intermedia es sencillo y espectacular por las dimensiones del pozo; desde allí el descenso a la base es fraccionado y sencillo; en total unas 5 horas de bajada.
Aquí empezamos la agradable tarea de ponernos el neopreno...algunos optamos por ponernos la chaqueta y otros solo el peto...para gustos colores, en gran parte del río de la cueva basta con el peto, pero en nuestro caso por las lluvias de la semana en la parte tras la confluencia con la vía Mojada había subido el nivel por lo que en algunos tramos te mojabas hasta el cuello (aunque hay eternos pasamanos si no quieres mojarte demasiado, que nosotros no usamos).
El recorrido por Santa Elena empieza con abundantes caos de bloques y abundan las cuerdas fijas tanto para ascender como para rapelar, alternados con tramos de río, pero en la primera parte estás más fuera que dentro del agua. Es previamente y especialmente tras la confluencia con la vía Mojada (una zona con abundantes pasamanos y un cable de acero que cruza de lado a lado, donde si seguimos a la derecha veremos una cascada, teniendo nosotros que seguir el curso del río hacia la izquierda), donde la cueva se hace más espectacular, con agua abundante y pasamanos por todos lados, además de algún cable de acero que podemos usar a modo de puente tibetano.
Aunque habíamos leído que tras esta zona siguiendo el agua encontraríamos pronto las dos cuerdas que llevan a la galería fósil de salida, esto no es del todo cierto, ya que aún nos quedará superar algunos trepes, destrepes y pasos entre bloques hasta llegar a una zona donde tras un caótico ascenso entre bloques encontramos a la izquierda las dos cuerdas de salida al nivel superior; aunque esto nos generó dudas ya que se nos hizo más larga de lo esperado, hay abundantes reflectantes e hitos que nos indican que estamos en el camino correcto.
Tras yumar los 20 metros de cuerda con las pocas fuerzas que nos quedan a algunos, ya solo nos queda atravesar unos 250 metros de galería sin pérdida, que se hacen largos y penosos, a veces más ancha y otras más estrecha, algun tramo con agua, que desemboca en el paso del 4, estrecho pero factible que nos deja en el exterior. Este tramo se puede hacer sin demasiadas dificultades pero es el punto más estrecho de la travesía, aunque el estar fuera da bastante moral...
Son las 11 de la noche, en total han sido 12 horas de travesía, ya no llegamos a la cena, una lástima!! Pero hemos disfrutado de esta clásica y además no hemos pasado tanto frío como esperábamos.
Unos 40 mim de descenso por una senda clara y marcada con reflectantes nos deja en la pista de Bujaruelo donde 20 minutos más de pateo nos llevan por fin a los coches.
Una genial jornada disfrutada a tope con grandes compañeros y con la satisfacción de tener una travesía de espeleo más en la saca.