Sabado 29 de Mayo. Gloces y Furco
Tras levantarnos relativamente bien de tiempo y repartirnos en los diferentes coches, salimos dirección al pueblo de Fanlo con la intención de descender el barranco de las gloces y la yesa.
Una vez en el parking y después de colgarnos las mochilas empezamos la corta aproximación de apenas 15 minutos por una pista ancha en buen estado y todo cuesta abajo, la salida del parking se hizo en dos grupos.
El segundo grupo en salir, atajó por un sendero a izquierda de la pista y finalmente llegamos todos al mismo tiempo al lugar donde nos íbamos a equipar.
El día era frío, el agua estaba fría y una fina capa de bruma daba un toque especial al descenso, tan especial que al pedir la cuerda de recuperar nos dimos cuenta que sólo llevábamos UNA CUERDA y que necesitariamos de mucho ingenio para poder recuperar la cuerda de descender el único rapel que haríamos en todo el barranco.
Con la situación presentada se empezaron a unir varias cintas y cuerdas auxiliares que llevábamos y salimos del apuro sin ninguna complicación.
El descenso fue increíblemente bonito para algunos y sin mucho interés para otros, al carecer completamente de carácter deportivo.
El descenso consistió en una continuación de pequeños saltos y toboganes tras el primer rapel de 12 metros, donde no encontramos ninguna dificultad, el nivel de agua era bajo y finalizamos dentro del tiempo previsto.
Una vez en el final del encajonamiento empezó la verdadera aventura, las reseñas ofrecían dos retornos, uno a través de un empinado sendero poco señalizado, donde en 20 minutos estaríamos en los vehículos, que fue la que realizamos la mayoría de barranquistas y otro mucho más cómodo que empezaba a unos 200 metros del primero y se tardaba aproximadamente 40 minutos.
Empezamos el ascenso del primer retorno con ganas, sin saber lo realmente cuesta arriba que se iba a poner, teniendo que ir medio agarrados de los árboles que encontrábamos para buscar algún punto de apoyo extra vista la inclinación del terreno así como lo resbaladizo del suelo, llegamos a los vehículos exhaustos y bebimos los “isotonicos” correspondientes a tan duro retorno.
Finalmente y tras un breve almuerzo, comenzó a lloviznar y nos planteamos seriamente entrar al siguiente barranco, llegando a ir incluso a la localidad de Buerba por una sinuosa carretera donde se encuentra dicho descenso, decidiendo finalmente no realizarlo y dirigiéndonos por tanto al pueblo de Broto, donde si el tiempo lo permitía meteríamos mano al barranco del Furco, conocido por la mayoría de los presentes.
Una vez en Broto, realizamos una corta pero muy interesante combinación de vehículos capitaneada por Ivan, el cual nos dejó en el parking superior del barranco, lugar donde nos equipamos y comenzamos la aproximación del Furco.
En apenas 15 minutos nos encontrábamos en la cabecera, donde esperamos un breve espacio de tiempo, ya que se encontraba realizando el descenso un grupo con guía.
Realizamos dos instalaciones en el primer rapel de 25 metros para hacer más fluido el descenso, ya que se escuchaban fuertes truenos, aún sin lluvia.
Una vez llegados a la zona salto/tobogán solo Salva realizó el salto, el resto del grupo optamos por el tobogan y tras instalar el último rapel de 20 metros finalizamos el barranco en poco tiempo.
Finalmente los escribientes de ésta crónica realizamos la combinación de vehículos para bajar la “patera” de Ivan y poder volver al alojamiento, no sin antes recibir una dosis de “amor” por parte de Alfonso a Miguel.
Un día completo con un gran equipo!
Redacción: Miguel y AlbertoFotos: Kiko
Domingo 30 Mayo. Flageto y Viandico
El domingo decidimos hacer el barranco del viandico, una actividad disfrutona, corta y agradable, para acabar el fin de semana. Después de dar la vuelta en coche a todo el valle de Añisclos y hacer la combinación de coches decidimos entrar a este barranco por el barranco de Flageto; de esta forma hacíamos doblete de campeones.
El barranco de Flageto fue muy corto pero intenso. Con 5 rápeles muy seguidos pero extremadamente estético. Aunque este barranco es seco, todas las paredes estaban vestidas de vegetación y era muy bonito.
Una vez en el cauce del Viandico, que está seco hasta la surgencia unos metros más abajo, nos equipamos y empezamos la actividad acuática. El agua estaba muy fría. Nos sorprendió como salía el agua por las paredes de las rocas y lo fría que estaba (aparentemente sus aguas siempre son frías)
Después de la cueva, empezó el disfrute con los saltos, rápeles y toboganes que encontramos a lo largo del descanso. Finalmente, muy contentos de haber disfrutado del primer fin de semana después del confinamiento, volvíamos a la terreta
Redacción: Marc
Fotos: Kiko