Son las 15:30 y hemos llegado a León en tren, que comodidad, tu !! Sin darnos cuenta nos hemos adentrado en el Barrio Humedo, siguiendo las recomendaciones de Zoe y Luis.
El origen del nombre de este famoso barrio de León no tiene connotaciones meteorológicas, ni eróticas… es simplemente el reflejo de la tradición ancestral de acercarse a este barrio a “mojarse” por dentro, debido al gran número de establecimientos donde los leoneses y sus visitantes pueden tomar una copa acompañada de sus deliciosas tapas…
Y así fue, nos pusimos manos a la obra y pim-pam, pim-pam... No, no, no... vamos a centrar la historia y del vino nos ocuparemos más tarde...
Son las 23:00 del 4 de Diciembre del 2009, el punto de encuentro son las Cabañas de Pico Azul, situadas en Vegacervera (León), y gestionadas por nuestros amigos Luis y Zoe http://www.kayakpicoazul.com/alojamiento.php y acertadamente reservadas por Guillermo, quien junto a Raimon y Chavela formaban la avanzadilla de la expedición. Ivan, Isabel y la bicicleta, formaban la segunda brigada. Por último, Javi, Jorge y yo llegábamos en el pájaro negro.
Hechas las presentaciones, nos metimos a la sala de pensar y con la ayuda del Pacharán, planificamos la actividad, pero que actividad...!!! Valporquero ! joder que divertida...!
Continuamos bajando más rápeles llegando al pozo de 56m, fraccionado en dos, y desde aquí ya se oye rugir el río.... Es una sensación de incertidumbre, de no saber que nos vamos a encontrar, joder... cada vez se oye más fuerte...! y es que lleva toda la semana lloviendo y nevando...
El descenso, hasta Covona, fue muy cómodo, disfrutando de la Cavidad, del curso activo y de sus salas, hasta que llegamos a la M, zona donde "casi" sifona, pero hay sitio suficiente para la cabeza, el casco y el frontal, unos más derechos que otros...
Volviendo a Valporquero, pues eso, llegamos al final de la Cueva, La Covona, pero aquí no acaba todo... Hay mucha, mucha agua... está lloviendo, el cielo más cerrado que un banco por la tarde...
- Por el amor de Dios, que venga alguien con frontal de verdad, que venga Guillermo e Ivan !!!
"Como acojona el agua..." - Bueno, pues tenemos que bajar por aquí, así que "pa bajo!"
Y al final llegamos a la tirolina para poder cruzar el pedazo de rio..., donde nuestro secretario os manda un saludo...
Al otro lado de la tirolina nos esperaban Isabel, Luis y Zoe, con quienes nos fuimos de cena y gran homenaje...
Al día siguiente, unos cuantos visitamos Valporquero, pero pagando, eh!
Se trata de la mayor cueva turística de España, más de 1.5 km de visita, perfectamente iluminada, con sus barandillas, escaleras, rodapiés...
Pero hay que reconocerle que el resultado, es una pasada... y para muestra, un botón o cinco...
Que las fotos son mías, y como me gustan... pues las pongo aquí... y que conste que están sin retocar... entre otras cosas, porque no se manejar Photoshop, que si no...!!!
Esta es la Gran Vía, "no coment"...
Solo recordaros, que cualquier espeleólogo que se acredite (Tarjeta federativa) ante la entrada turística y rellene el formulario oportuno, te permiten la entrada gratuita a Valporquero y que puedas atravesar todas las instalaciones hasta atravesar la Gran Vía y bajes al curso activo. Lo que no te permiten, es que pasees por la cavidad...
Y si amigos, retomando la introducción, después de visitar Valporquero pillamos el tren y destino "Barrio Húmedo" en León...
Que voy a contar... pues empezamos con los vinitos, que si tapa, que si otro vino, que si otro, que si ronda de orujos, ja, ja, ja, otra ronda....
Y lo que pasa... Que empezamos discutiendo sobre lo acertada o no, de la frase "Pollo al ast" (tema que el maestro Raimon solucionó cuando llegó a Valencia...) y Victor? Tu que opinas de esto?
Y ya se sabe...
Cuadro, el que se nos quedó en León... Son las 21:30, el último tren ha salido y tres tracaleteros están bebiendo orujo celebrando que han encontrado la mochila de J. Metal (no diré nombres para no herir sensibilidades...).
Mientras R. García ligaba con dos leonas, J. Metal hacia lo posible por mantenerse a dos patas, y yo buscando un taxi para que nos llevara a Vegacervera. El primero, cuando nos vio subir, nos tiró del taxi directamente... el segundo no quería parar... y por fin un alma caritativa nos llevó a nuestras cabañas, total... solo tuvo que parar unas 16 veces para que... "no le manchásemos el taxi... "
Pero al día siguiente a las 8:30 estábamos preparando la próxima actividad, se trataba de una integral, o al menos eso creíamos.. Se trata de la Cueva de las Lendreras, la visita la realizamos junto a Zoe y Luis, estupendos anfitriones, un abrazo para ellos!!!
Una travesía preciosa... una gran desconocida para nosotros...un gran clásico para los leoneses.
En principio, se trataba de una travesía con curso activo, pero que apenas te mojabas, jejeje, terminamos empapados hasta los huesos, ahora... mereció la pena de todas, todas.Unas formaciones rarísimas y unas galerías super cargadas... "la pagoda" que pasada!!!La anécdota del día fue, que debido a la gran cantidad de agua que había caido en la última semana, nos encontramos en una gatera chiquitina... y a falta de 50 m para salir al exterior, tenemos la gatera sifonada, pero de verdad... No pasa nada, montamos rápidamente una cadena humana, (la gatera tenía entre 30 y 60 cm de altura) y con nuestro bidones estancos nos ponemos a sacar agua y verterla en un pozo lateral.
Después de sacar unos 40 ó 50 bidones, el nivel del agua ha bajado unos 5 cm, no está mal! pero teniendo en cuenta que hemos dejado en fijo los pozos de entrada, decidimos dar media vuelta, como ejercicio ha estado muy bien, pero preferimos salir a una hora decente y degustar una suculenta cena de nuestro maestro en los fogones Raimon.
Asi que remontamos todo el curso activo, llegamos a los pozos de entrada, nos ponemos nuestros cacharos de progresión vertical y remontamos los pozos, eso si, esta vez desequipamos las cuerdas y al salir de la cueva, una carrerita (hacía un frio del "carago") y al coche!
... al día siguiente, nos despedimos... Adiós Leon, adiós.
Actividad; 4 al 8 de Diciembre del 2009
Fotos y texto; Jero García