lunes, 8 de agosto de 2022

Barranquismo en Bujaruelo - Gabieto Inferior, Navarros y Otal

Gabieto Inferior

Tras el día anterior, un tanto accidentado, propongo a Marc afrontar el Gabieto, barranco al que ya tenía echado el ojo desde hacía algunas temporadas. El Gabieto es un afluente de carácter alpino que tributa sus aguas al Ara por su margen izquierdo, a la altura de la zona de acampada de Bujaruelo. Jordi decide no realizar actividad, por prudencia, para no perjudicar su lesión en la pierna tras el golpe en la jornada anterior, en el último tramo de la garganta de Ordiso. Buena decisión.
El Gabieto consta de dos partes diferenciadas, una superior menos acuática y otrainferior con mayor caudal y más deportiva. El barranco es abierto, con carácter arrampado y poco excavado, no permitiendo la concentración de caudal (salvo en algún punto aislado que la línea de rápel evita). Posibles escapes que se pueden intuir durante el descenso reducen el compromiso de la actividad. Las instalaciones son un tanto precarias (clavos y spits, cordinos y cintajos viejos). El caudal era bajo, debido a que apenas debería de quedar nieve en la cuencasuperior de aportación de agua.

Siendo que no llevábamos cuerda de longitud suficiente para afrontar el mayor de los rápeles de la parte superior y el excesivo peso de nuestras mochilas, y, todo sea dicho, el cansancio acumulado sumado a mis problemas de espalda, decidimos entrar al barranco a la altura del afluente derecho (Grau de Gabieto), evitando así dicho tramo superior del descenso, “pechada” de 45 minutos incluida. Agradecer en este punto de la crónica el sobreesfuerzo llevado a cabo por Marc en favor de mi espalda, al portar en su mochila el material de instalación (que pesa un huevo, pero que resulta muy recomendable llevar debido a la precariedad de las instalaciones y anclajes del barranco) y la cuerda utilizada para recuperar.
Tras la parada en el horno de Broto para comprar las viandas, y también en el bar para desayunar, llegamos a San Nicolás de Bujaruelo pasadas las 9.00. Cielo totalmente despejado con 11º de temperatura (bastante fresquita comparada con los 35º al retornar al aparcamiento). Iniciamos la aproximación a las 10.00 de la mañana. La “pateada” nos cuesta una hora, incluyendo 45 minutos de fuerte pendiente que no perdona, aunque en estas fechas se agradece que prácticamente toda la aproximación discurra por el interior del bosque. El sendero, en principio, no tiene pérdida (aunque llevábamos un track), y te deja justo debajo de la confluencia del Gabieto con el afluente. Soltamos el lastre que suponía el peso de nuestras mochilas, contemplamos el entorno para después comentar las impresiones que nos produce, tomamos un pequeño respiro para comer algo y rápidamente nos enfundamos el neopreno.
El descenso transcurre sin percances ni problemas. Tanto para Marc como para mí, esta era la primera vez que descendíamos el Gabieto, razón que nos conduce a afrontar la actividad con prudencia, y sobre todo, “con mucho cuidado” y “buena letra”. Únicamente resaltar la dificultad en alguna recuperación de cuerdas, debido a la ubicación de las instalaciones. Cuidado también con algún roce a la salida de algunos rápeles. Los rápeles se suceden de forma continuada entre tramos de destrepes.
Tras dos horas y media de descenso, a las 14.00, llegamos a la base del último rápel. Plegamos las cuerdas y sin quitarnos el equipo marchamos sin demora hacia el aparcamiento, donde Jordi nos recibe alegremente, al que agradecemos también agradecemos su colaboración al ofrecerse a llevarnos y traernos a Marc y a mí.

Garganta de los Navarros

En esta ocasión coincidimos Jordi, Javi y yo (Marc) donde planteamos unos días de actividad barranquista principalmente en la cuenca del rio ara. Aunque nos consideramos como el tipo de perfil de barranquista cauto y con mucho respeto a las aguas vivas, planteamos la actividad de la garganta de los navarros ya que aparentemente el caudal era bajo y hacía accesible esta actividad. Así que, después de mucho indagar en redes sociales, de controlar meticulosamente durante 10 dias el caudal del Ara en el SAI de Boltaña y de estudiar los pasos claves decidimos adentrarnos en este descenso.
La jornada del descenso el medidor del Sai de Boltaña estaba a 1,9 m 3 /s y llevaba tendencia descendente. Accedimos a la garganta desde el puente del parking de las basuras, pero no nos hizo falta rapelar. La carretera se hace puente ya que hay una especie de afluente en la izquierda orográfica, como dicho afluente estaba seco, simplemente bordeando la valla pudimos descender a pie por debajo del puente hasta el rio.
El descenso consistió en la mayoría de ocasiones en evitar los movimientos de agua, así que los primeros metros de la garganta trazábamos nuestro avance por el río en las zonas con menos corriente, cruzando de derecha a izquierda el caudal buscando el mejor itinerario. Esta parte de la garganta es relativamente ancha hasta que llegamos al primer rapel.
Desde el inicio del pasamanos de acceso al primer rapel en la derecha orográfica, es donde empieza la fiesta y entiendes porque tiene renombre este descenso. El caudal se canaliza en una especie de canalón donde el rugir del agua y el salto del caño de agua impactando ferozmente contra la pared hace poner en alerta a cualquier barranquista. En este caso, es solo una alarma despertador, puesto que el rapel transcurre por la derecha orográfica fuera del chorro y por tanto del peligro. Aunque la recepción de este rapel es buena, recomendamos atención ya que la base de piedra está mojada y un despiste o resbalón hacia el caño de agua puede ser fatal.
El segundo rapel también situado en la derecha orográfica y lo afrontamos sin complicaciones. La famosa contra que se forma en la poza de recepción de este rapel estaba inactiva, con lo que no supuso ningún contratiempo.
A continuación, siempre en la derecha orográfica encontramos un cable de hierro en forma de pasamanos de unos 10 ml, que nos deja en el inicio del famoso pasamanos de unos 35 metros, el cual no está instalado. Informar que en el cable de acero el caudal estaba muy alejado, al igual que en el pasamanos que montamos que el agua estaría a unos dos metros por debajo de nuestros pies. Ojo con el pasamanos, pues resbala bastante la piedra (aunque en nuestro caso estaba seca) y los puntos intermedios están en ocasiones alejados unos de otros (con lo que se recomienda extremar la precaución en este punto). Una vez acabado el pasamanos instalado con precisión por Javi, tocaba realizar un salto a la poza. En esta poza se apreciaba una contra no muy marcada, que saltando en el punto justo no representaba problema alguno.
A continuación, afrontamos unos cuantos rápidos y resaltes que con precaución y algún salto en plancha que otro se superaron sin problemas. Al final de los rápidos hay una instalación a la izquierda orográfica antes de que el barranco haga un giro hacia la derecha. En este punto nos aseguramos para avanzar con seguridad (nosotros tocábamos pie) ya que en el giro se encuentra un resalte con un rebufo remarcable. Para pasar este punto hay dos alternativas, por la izquierda una cuerda naranja que tras una trepada de unos dos metros te permite avanzar por la piedra y saltar a la poza evitando el peligro, o por la derecha un pasamanos lateral que supera el rebufo y acaba en un rapel justo después del rebufo donde la vena principal te saca del peligro. Ambos elementos, intentan evitar el rebufo final del  descenso, el cual a nuestro juicio estaba activo y podía representar un peligro. La tercera opción y quizás solo apta para expertos en aguas vivas, sería saltar a la poza por delante del rebufo en plancha, con la esperanza de ser sacado por la vena principal.
Una vez superado este punto el cual nosotros decidimos simplemente hacer la trepada por la cuerda fija y saltar a zona segura evitando así cualquier complicación, dimos por concluido el descenso.
El retorno sale en la izquierda orográfica por una senda entre árboles en una zona de piedra que se asemeja al de una playa.
Finalmente recalcar que aunque el caudal estaba considerado como bajo es un descenso de aguas vivas, donde se deben saber interpretar los movimientos y usar las técnicas adecuadas.

Barranco de Otal

En el episodio de hoy, los tres mosqueteros de la cofradía del 8 empotrado se enfrentan al chienemigo Barranco de Otal.
Su primera defensa fue colocarnos una subida monótona y zigzagueante para que renunciáramos a nuestro ataque. Pero los mosqueteros ávidos de experiencia ya habíamos  repasado las cuerdas necesarias y distribuido el peso entre los 3 petates para no desgastarnos en exceso. A continuación, Otal fue ayudado por Lorenzo con el fin de impedir el asedio bajo un intento de abrasar de calor a los portadores de ferralla. Por suerte como la planificación era excelente ya estábamos prevenidos para evitar el sol.
A las 11, estábamos ya equipándonos para iniciar el descenso. Aunque parecía que nuestro éxito era cercano, no se podía subestimar el poder de nuestro enemigo. En el primer rapel, nos intentaron confundir entre salto o rapel. Como la poza estaba en sombra no se podía apreciar la profundidad. Para no caer en la trampa, los mosqueteros repelaron y evitaron una lesión de piernas.
En el segundo rapel, la sorpresa llegó por la fuerza del activo principal que quizás por prevención decidimos evitar excepto uno de los mosqueteros que usó la estocada del 8 en vertaco demostrando a Otal que la cofradía del 8 sabia a lo que venía. Seguimos avanzado en nuestro asedio, entre resaltes y destrepes hasta encontrarnos con una sucesión de rapeles, que nos confundían e intentaban desorientarnos para no saber en que punto estábamos del asedio.
Hemos de decir que Otal contaba con un aliado muy potente, el Agua helada, que hacía menguar las fuerzas de la cofradía del 8. Poco a poco, y siguiendo la técnica de la paciencia buriladora, conseguimos avanzar hasta el rapel de la acequia. Tras valorar decidimos estratégicamente bajarlo por la reunión de la derecha orográfica, lo que hacia enfrentarnos directamente al activo. Uno de los mosqueteros desenvainó el 8 en rápido, propiciando un buen ataque y mermando así las fuerzas de Otal.
Después llegamos a un pasamanos ya montado en fijo que revisamos las cuerdas por si era una trampa, para después instalar la cabecera en este caso desembragable por si detrás del tronco en la poza de recepción aguardaba algún tipo de emboscada.
Después de un salto, realizamos los dos últimos rapeles donde dimos por asediado el barranco de Otal. No obstante, la cofradía del 8 no bajaba la guadia ya que sabía que Otal podía tener aliados muy peligrosos como Ordiso.
Por suerte, en el valle ya corrían rumores de los éxitos de la cofradía y Ordiso no se mostró bravo. No obstante, sí nos encontramos un par de emboscadas donde incluso un mosquetero resultó herido por golpe en la pierna. Una vez en el puente de Oncins, y después de hacer los saltos de rigor y celebraciones pertinentes, secamos los 8 y los guardamos en las sacas para la próxima aventura.

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