sábado, 30 de julio de 2011

Barranco Falon...........

 Su cabecera se encuentra en la Comarca de la Hoya de Buñol y termina en la Canal de Navarres.
Con este recorrido nos podemos hacer una idea de la longitud de este barranco, 3.000m.
Su desnivel no es demasiado, tan solo 350m en esos tres kilómetros de longitud.

Se encuentra rodeado de los barrancos mas conocidos y emblemáticos de Valencia, Otonel y El Nacimiento sin olvidarnos, aunque de menor carácter que los dos anteriores, el del Agua y el de Ortiz.

Todos los anteriormente mencionados a excepción del Falon, ya estaban tachados de la lista, con lo cual que mejor escusa para visitarlo.

A esta pequeña aventura se unieron, Vanessa, Irene, Miguel Angel, Javi Metal y Vicent Alboraia.
Para allá que nos vamos el último fin de semana de Julio.

Los datos que teníamos del barranco eran los de la reseña.
Barranco Falon

-Aproximación: 5m
-Descenso: de 3h a 4h, según grupo.
-Retorno: 30m
-Evitar el verano. Aquí nos confiamos.

Viendo estos datos, nos hacia pensar que no era extremadamente largo y que a medio día podríamos estar fuera. No fue así........

Fuimos directos y sin almorzar al parking de cabecera. Allí dejamos los trastos y a todo el personal. Vicent con un coche y yo con el otro nos dispusimos a realizar la combinación de vehículos.
El parking del final del descenso se encuentra en la Central Hidroeléctrica del Salto de Millares. Entre ir hasta allí y volver nos costó la friolera de una hora. Ya empezábamos mal con los tiempos.....

Regresamos al parking de cabecera, ya con los compañeros, empezamos el camino en busca del primer rapel.

Pronto encontramos una represa, y a unos curiosos habitantes.

A los minutos de cruzar la represa, el primer rapel de unos 20m volados. Era lo mejor que íbamos a encontramos en todo nuestro recorrido.

El barranco se abre paso entre grandes paredes y serpenteando en todo momento,su cauce es bastante ancho y llano.

Llegamos a otro rapel con marmita trampa incluida. Vicente baja el primero y con sus habilidades escaladoras llega a la otra parte de la marmita, nos monta un guiado.


El calor empieza a hacer mella. No habíamos recorrido ni una tercera parte y ya estábamos racionando el agua y aprovechando cualquier refugio que nos resguardara del sol.

Aunque el sol no apretaba, allí abajo parecia que estuviéramos en el infierno. No había ni una mínima brisa de aire. Las piedras desprendian un calor que era sofocante.



Seguimos progresando pero sin encontrar nada de interes. Simplemente andar por el cauce de cantos rodados abriéndonos paso entre la vegetación. Las paredes altas nos siguen acompañando durante todo el recorrido, así como el serpentear del cauce que aun nos bajama mas la moral.


Cada vez que llegabamos a uno de sus bruscos giros teníamos la esperanza de ver a lo lejos el final, pero lo único que veíamos era otro giro en sentido contrario, y asi uno tras de otro. Era un infierno.



A unos mas que a otros nos afectaba la deshidratación y la hipertermia, no nos quedaba apenas agua.
El grupo se fue estirando, cuando los de cabeza nos separabamos demasiado, aprovechabamos cualquier sombra para cobijarnos y esperar al resto.


Las caras lo dicen todo.



En una de aquellas esperas que protagonizamos Vicent, Javi y yo, tumbados debajo de un pino, casi durmiendo, esperando al resto, oimos un grito y al segundo un fuerte estruendo en el suelo. Nos levantamos los tres de sobresalto y hacia allí que fuimos corriendo. Cual fue la sorpresa al encontrarnos a Irene dolorida con manos y rodillas sangrando. Se desprendio la roca donde estaba cojida y calló unos tres metros al cauce. Por suerte fueron solo rasguños y el susto.



Las nubes se iban cerrando, amenazaba tormenta. Deseábamos que nos cayera un buen chaparrón para refrescarnos y continuar con nuestra batalla. El chaparrón se hizo esperar y no calló cuando seseábamos.

Al cabo de las horas intuíamos que aquello estaba apunto de terminar. A lo lejos divisamos una represa. Con ella el final del barranco pero el inicio de agua......
Si, el agua, el agua del pantano que debíamos cruzar a nado para llegar a los coches.
Según la reseña indica que son 300m, pero por lo visto el pantano estaba algo mas lleno y fue mas de un kilómetro a nado, una hora.

Nos enfundamos los neoprenos, chalecos salvavidas y al chapuzón. No teníamos agua de beber, pero al contacto con el agua la sensación de sed desapareció y con ello la hipertermia.


Al tiempo de estar nadando en el pantano cae el chaparrón que estuvimos esperando horas antes. A buenas horas. Nunca llueve a gusto de todos.....

Por fin después de un giro a izquierdas, al fondo ya divisamos el coche, pero la batalla aun no había terminado, nos quedaban 40m a nado arrastrando las mochilas y las cuerdas que nos hacian de ancla y nos costaba progresar.


Poco a poco fumos llegando a la orilla. Se puede apreciar justo a nuestra derecha el último rapel del barranco del agua.


Llegamos a los coches y arrasamos con la bebida congelada y la fruta que tenía Javi en el maletero. Ahora si que ganamos la batalla. Aunque nos quedaba deshacer la combinación, pero después de todo era pan comido.
Nuestra hora de prevista eran las 14h. Terminamos a las 18h.

Para coleccionistas.......


Fotografía y redacción: Andrés.

jueves, 28 de julio de 2011

Vista a nuestra sede Pirenaica

22, 23 y 24 Julio 2011
Valle Oscense de Chistau
Ibon de Millars e Ibon de Lenes
Cercanas tierras, donde se desarrollo el ataque GCG II, unos osados montañeros se embarcaron en terreno Chistanes, concretamente al poblado de San Juan De Plan, donde destaca la iglesia de San Juan Bautista, de fábrica románica y ampliada en el s.XVI., el Museo Etnográfico y el mejor Bar Restaurante de la zona, ubicado a las orillas del Rio Cinqueta y rodeada de una zona recreativa de lujo EL REGANCHO, regentado por nuestra guerrera LU, defendiendo a capa y espada, nuestra pequeña sede pirenaica. Conocimos a sus padres, (origen de esos ojazos azules), y cenamos de lujo en su Restaurante.

El sabado, Bego y yo, decidimos atacar al lago de Ibon de Millares, objetivo no cumplido en nuestra última visita invernal. La salida esta vez desde el campamento Virgen Santa, a las cercanias del refugio de Biados, la zona en el mes de Julio esta repleta de campamentos juveniles, con sus grandes tiendas canadienses, ropa tendida en los cordeles y muchos renacuajos correteando con sus grandes mochilas.

Una ascensión preciosa, sobreada, muy agradable, de pendiente leve pero constante, 700 m de desnivel no se pueden subir en un falso llano, senda en perfectas condiciones y con algunos bancos dispuestos para el avituallamiento.

En un par de horas y media, llegamos al Ibon de Millars, donde la paz de todo el recorrido se interrumpió en el Ibon, por la presencia de un ejército mutante de Niño Gorra-pañoleta acampados en el Ibón (Que lujo en el siglo XXI), tomamos un refrigerio, y proseguimos al segundo Ibón, el Ibón de Lenés, un poco más arriba (40 min.) donde si reinaba la tranquilidad esta vez nos tomamos un remojo de pies en sus frescas aguas, antes de iniciar el descenso y regresar al cuartel LU.

Antes de llegar a casa, nos acercamos a Saravillo, a comprar unos yogures artesanos(espectaculares).

El domingo, paseo de 2h, por la selva negra de Chistau, ruta fresca y sombría por el tupido bosque, además disfrutando del sabor de las fresas silvestres que nos ofrece el camino.

Despedida de Lu y family, y contentos para casa.

Un Besazo desde aqui a los guerreros chistaguenses y muchas gracias por vuestra

hospitalidad!!

Volveremos!

Texto: Victor

Fotos: Victor y Bego

domingo, 3 de julio de 2011

Barranco Amanaderos

Quedamos para hacer el barranco un 3 de Julio, Vanesa, Bea, Carlos (salsa), Gracia, Miguel, Irene y yo (Javimetal). Bea, Irene y yo, nos quedamos el sábado en el camping de Manzanera, para echar un vistazo por la zona, y ahorrarnos el madrugón del domingo. Aquí nuestra suite, con solo una varilla, porque la otra no apareció.
  
Quedamos en el bar del pueblo, y luego nos dirigimos hacia el aparcamiento del barranco. 

Después de la primera cascada, donde nos caía el agua fría encima, ya nos fuimos despejando.

 Luego seguimos con el pateo que hay entre rapel y rapel, bastante tranquilos y seguros, ya que contábamos con un miembro de los bomberos y una chica de la cruz roja.

 En uno de los rapeles, los chicos practicamos el rapel desembragable.

Y ya, poco más. Lo único, el pateo de regreso a los coches, ya que decidimos no hacer la combinación de vehículos, y estirar las piernas. Un buen barranco y en buena compañía. Que más se puede pedir?


Redacción Javi Metal.