Me
incorporo al grupo formado por Alberto, Arturo y Carles en el
municipio de Dos Aguas y procedemos al almorzar en el bar que hay
justo en la glorieta que hay a la entrada del pueblo en la que hay un
olivo, que por cierto, se puede distinguir por su calidad y
decoración, pero no por sus precios.
Tras
coger fuerzas procedemos a ir a la sima, y nos encontramos que el
camino de aproximación después de abandonar la carretera está muy
mal. Se recomienda ir con un vehículo acorde a las malas condiciones
del terreno, y si no es posible, dejar los coches en el primer sitio
que se pueda, pues nosotros dimos algún golpe que otro a los bajos
de los coches. El primero en abandonar el intento de llegar con el
coche hasta la sima fui yo tras un par de golpes a los bajos, pero
Carles avanzó un trecho más hasta también decidir aparcarlo para
no arriesgarse. Si el coche está preparado o es una furgoneta alta
se puede llegar hasta la misma boca de la sima.
La
sima es básicamente una grieta, en la que se anda muy poco por su
interior, y se desciende por varios pozos de unos 20 metros cada uno
hasta llegar a unos -95 metros.
Tras
bajar ese pozo, Alberto y Arturo cambian de posición y continúa
instalando Arturo.
Tras un par de pozos más llegamos abajo.
Procedemos
al llegar abajo a coger un poco de aliento y en seguida empezar el
ascenso para salir lo antes posible ya que Carles se ha quedado fuera
sólo.
Como
en la instalación, empieza a desinstalar Alberto y a mitad de la
sima se cambian los papeles terminando la desinstalación Arturo.
Una
vez fuera, estaba Carles esperándonos tras unas 3 horas y media, el
cual ha decidido darse una caminata por la zona mientras tanto y
visitar un pico cercano.
Recogemos
todo y volvemos a los coches antes que se haga de noche, procediendo
a tener que volver a bajar por el camino con los coches con sumo
cuidado para no dales ningún golpe. Luego parada de rigor en Montroy
para la cerveza de despedida y para casa.
Redacción: Jopse
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