martes, 25 de enero de 2022

Barranco de la Tejeria

El pasado martes 25 de enero, aprovechando que un servidor y su moza tenían el día libre, decidimos lanzarnos a descubrir este corto descenso de la provincia de Castellón que teníamos pendiente. Publicamos convocatoria así a lo loco en las mismas vísperas y claro, no hubo una respuesta masiva de socios dispuestos a apuntarse un martes, por muy buen día que hiciera.
El barranco de la Tejería se encuentra en el término de Cortes de Arenoso, muy cerca de la planta embotelladora, así que para los que somos de Valencia, supone un desplazamiento considerable. No obstante la zona es muy bonita, así como el entorno del descenso, con unas vistas impresionantes a los cortados de las Peñas del Salto. Todo salpicado de pinos y rebollares.
En coche alto se puede llegar casi hasta la cabecera, aunque la pista está cada vez peor. Con un Dacia Duster 2x4 bajamos muy bien, aunque subir no tanto. Si llueve o hay nieve, mejor no intentarlo.
El descenso en sí es muy cortito y podría combinarse con otros de la zona, pero como la idea era pasar el día y darnos un homenaje gastronómico en Rubielos de Mora, pues era una actividad perfecta para justificar la posterior ingesta calórica que, aunque dudosamente merecida, estaba totalmente justificada por la ocasión: martes y buen día.

El descenso comienza en una pequeña garganta, donde ya se pueden apreciar los cortados que custodian la cascada principal. Es un barranco que lleva agua todo el año y que comienza prácticamente en una marmita que cubre más allá de lo que nos gustaría en un mes de enero. Así que como corresponde a un hombre caballeroso como el que suscribe, rapelé sobre las gélidas aguas de aquella poza insondable y nadé hasta la orilla, donde le monté un rápel guiado a mi bella dama, la cual ya llevaba un rato mentando a toda mi familia por no se qué de una hipotermia.
Superada esta trampa mortal, continuamos con unos pequeños rápeles que nos fueron aproximando hasta la cascada de 35 metros. Muy bonita, aunque el viento que azotaba en este punto, nos animó a no entretenernos en exceso. Aunque el día amaneció soleado, el barranco se encuentra en una umbría donde apenas le da el sol en todo el día, llegándose a congelar en alguna ocasión durante los temporales de invierno.
El rápel lo hicimos sin problemas, llegando a la base donde encontramos algunos restos congelados de la cascada. Desde aquí, un último rápel nos dejó en una amplia marmita que salvamos gracias a nuestras grandes habilidades dignas de un ninja. Y es que el frío, acusa el ingenio y las capacidades acrobáticas más de lo que pensáis.
Y desde aquí ya buscamos la salida, por la margen izquierda, que va ascendiendo entre unos murallones y te hace entrar en calor rápidamente. En unos 30 minutos largos estábamos en el coche, dispuesto a afrontar la segunda parte de actividad, a la que llegamos puntuales y hambrientos. A más referencias, bar El Plano. Nos atendieron estupendamente y casi salimos rodando.
Y esto es todo amigos!!

Redacción: Mario
Fotos: Mario

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