domingo, 11 de octubre de 2020

Sima de Orón

El puente de octubre decidimos visitar una serie de cavidades de Murcia, entre ellas la sima Orón. La verdad es que fue un finde un poco desastroso, se nos rompió la llave de la sima de la Higuera, nos llovió y nos quedamos a medias en la sima de Orón (bueno también nos fuimos de tapas a la plaza de las flores de Murcia capital, visitamos la famosa sala Cartagena de la sima Destapada, visitamos la geoda de Pulpis… y nos reímos un montón…).
Bueno a lo que iba, siguiendo las reseñas del parquin, nos lo pasamos, ya que ponía que se aparcaba en una cancela en el camino de las baterías y esa cancela no existe ya. Por ese motivo continuamos hasta el parquin de las baterías, y como ya estábamos allí y teníamos tiempo de sobra, insistí en visitar las baterías, muy chulo. Nos colamos por un agujero (como buenos espeleólogos) y accedimos al interior de las baterías. Hicimos espeleología industrial.

Cuando salimos de explorar las entrañas de esos dos monstruos, volvimos al coche y dimos media vuelta para intentar localizar el parquin de la sima. Tuvimos tan mala suerte, que el camino se había colapsado con los coches de cientos de turistas que querían llegar a las baterías, eso nos retrasó y tardamos al menos media hora en hacer dos kilómetros hasta el verdadero parquin. Y os preguntareis… ¿por qué joroba nos cuenta este rollo? Sencillo, para justificar porqué empezamos la actividad a las 12 del mediodía y no la terminamos… El camino de acceso a la sima Orón, aunque es bonito, no deja de tener su riesgo. La senda discurre entre rocas y espinos, al borde de un acantilado. Muchas veces la senda se desdibuja y es fácil equivocarse de camino. 
Eso nos llevó más tiempo del previsto, pero aun confiábamosen bajar toda la cueva, ya que en la reseña ponía que dos personas que no conocían la cueva la hicieron en dos horas. Para llegar a la cueva lo mejor es seguir los hitos y unas pintadas en blanco que se suponen que son una “J”. En un momento dado, el camino que siempre se dirige hacia el este, cuando se está cerca de una gran depresión, baja hacia el mar y gira en dirección oeste. 
Allí encontramos los tramos con cadenas y línea de vida que llevan a la boca de la cueva, pero el último tramo, que parece una ferrata montada con clavos, decidimos no hacerla y instalar una cuerda para descender a la boca rapelando. Este descenso tiene unos 40 metros fraccionados. Las instalaciones están en bastante buen estado.
Una vez en la boca de la sima, nos equipamos comimos algo y entramos al lio. La entrada es mas o menos cómoda, y se llega rápidamente (después de pasar por la primera de las gateras) a una sala bastante grande con formaciones muy, muy bonitas de un mineral tan puro que es transparente. 
Tras recorrer la sala y hacer las fotos de rigor, entramos en la siguiente gatera, la que tiene el famoso cartel de “Peligro desprendimientos”. La verdad es que acongoja un pelín, pero se puede pasar, aunque sin elegancia, vamos que te arrastras cual gusano. 
Es debe tener unos dos metros, no es una gatera grande pero… Continuamos avanzando, aunque ya nos habíamos dado cuenta de que no podríamos terminar la cueva antes de que anocheciera y no queríamos volver por el acantilado de noche. Nos metimos un poco de prisa, pero resultaba difícil el progreso, dado que la cueva tiene bastantes ramales y no está muy indicado el camino correcto (aunque hay montoncitos de piedra que indican el camino a seguir, si se encuentran). 
Tras lo que me parecieron tropecientas gateras y agujeros por los que tuvimos que arrastrarnos, llegamos a una sala de bloques de caos, de donde partían múltiples salidas y corredores que no llevan a ninguna parte. Ahí perdimos bastante tiempo en encontrar el camino correcto. Los bloques de caos, estás hechos de micro láminas de caliza, intercaladas con micro láminas de arcilla, lo cual quiere decir que la roca se deshace. Al pisar las rocas se deshacen y el resbalón está asegurado. Cuando por fin Encontramos la continuación, llegamos a una rampa instalada con una cuerda fija en mal estado, que nos llevaba a otro tramo de gatera infernal… Ahí decidimos dar la vuelta, ya que se nos habían hecho las 5 de la tarde y estábamos cansados de arrastrarnos por el suelo. 
Creemos que ni siquiera habíamos llegado a la mitad, aunque no lo sabemos ya que la referencia que nos habíamos descargado era totalmente imprecisa… La vuelta fue más rápida, por las ganas de salir, supongo, jejejejejejeje. Fin.

Redacción: Salva
Fotos: Salva y Chema

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