domingo, 24 de septiembre de 2017

Barranco Gorgonchón


Después del duro día del Gorgas Negras había que hacer un barranco corto para volverse a Valencia por la tarde. Después de valorar un poco las opciones, nos decidimos por el Gorgonchón. Este es un barranco famoso en Guara por su estrechez y por tener un pasamanos de realización obligada, ya que no hacerlo, lleva a caer en un agujero oculto detrás de la cascada del que no se puede salir y que ya se ha cobrado varias vidas.

 
La aproximación es corta, unos 15 minutos. Incluso en las fechas que estamos, quizá las menos idóneas por el tema de caudal, el agua corre por todo el barranco. Al poco de entrar encontramos el primer rápel, de 6 metros.


Este rápel ya es muy estrecho por lo que nos quitamos la mochila para descenderlo. Yo lo bajé el primero y haciendo oposición me fui alejando del chorro de agua para caer en una zona algo más amplia y cómoda.


Muy cerca se encuentra el segundo y último rápel. Este ya es el del famoso pasamanos, que aunque lo encontramos montado en fijo, optamos por montar otro recuperable por encima, más vale prevenir que curar. Loli es la encargada de encabezar el avance montando el pasamanos y Andrés le asegura desde el inicio. Aunque asegurados a las cuerdas, hacemos el pasamanos en oposición y puedo dar fe de que el paso es bastante exigente, no apto para principiantes.



Una vez bajado este rápel entramos en un pasillo extremadamente estrecho en el que apenas se cabe, alguna vez puede ser necesario ganar un poco de altura haciendo oposición para encontrar un paso más ancho.



Llegamos a una zona de caos y al atravesarla llegamos a otro pasillo, ya el último, que nos lleva a un paso sifonado. Al atravesar el sifón, que en condiciones normales de caudal se atraviesa sin problemas, podemos dar por terminado el barranco.







Redacción: Roberto

Fotografías: Roberto y Andrés



sábado, 23 de septiembre de 2017

Barrancos Gorgas Negras y Barrasil entrando por el barranco de Picarizas


En esta ocasión nos esperaba una jornada muy dura de barranquismo, en la que participamos Andrés, Loli y yo (Roberto). Eran las seis de la mañana, cuando con los frontales puestos, comenzamos la aproximación.

 
En poco más de dos horas llegamos al despoblado de Nasarre, muy cerca de este comienza el Picarizas.
El barranco de Picarizas es de coleccionista total, apenas está formado, es seco y se encuentra con algo de maleza en su cauce. Los únicos rápeles que hay están en su final y te dejan directamente en el cauce del Gorgas Negras. De todas formas es una buena opción para que los que ya hayan hecho el Gorgas Negras, conozcan una más de sus posibles entradas.





 
Una vez ya en el cauce del Gorgas Negras, nos enfundamos los neoprenos y empezamos a recorrer sus largos pasillos de paredes altas, con sus muchísimas pozas. En la primera mitad del barranco, debido a su orientación, el sol apenas entra en el cauce y al estar a finales de septiembre, pasamos algo de frío.






 
Después de la gran curva que hace el barranco, de unos noventa grados hacia la izquierda orográfica, el sol ya nos da de lleno, así que a partir de ahí incluso pasamos calor. El barranco se hace duro, porque hay pocos momentos de descanso, hay muy pocos rápeles y no se para de andar y nadar en casi ningún momento.






En unas cuatro horas y media llegamos a una zona muy abierta del cañón, donde se da por terminado el descenso. En esta zona aprovechamos para parar un poco y comer algo más contundente que las barritas que vamos consumiendo sobre la marcha. Todavía nos queda el descenso del Barrasil, así que después de reponer fuerzas reemprendemos la marcha.


El Barrasil por si solo no tiene gran interés deportivo, pero puede que sea la mejor opción para hacer el retorno del Gorgas Negras. No tiene ningún rápel y excepto la zona final, es bastante ancho. Se trata de atravesar badinas y algún caos de bloques. Nosotros, cuando llegamos al “ajuntadero” remontamos por el Mascún hasta el puente Coda o de las Cabras.



 
Desde este puente tomamos una senda, que por la parte izquierda orográfica, remonta el Mascún hasta el pueblo de Rodellar.

 
Ya en el pueblo damos por concluida una actividad exigente, no por técnica, ya que había poca agua, si no por física, porque nos costó un total de 12 horas.


Redacción: Roberto

Fotografías: Roberto y Andrés