jueves, 24 de diciembre de 2015

Barrancos Llidoners y Racons

El 24 de Diciembre salimos en plenas fiestas de navidad, con el fin de disfrutar de algo que nos gusta en común al grupo, a las 7,30 se había quedado en la gasolinera BP de la pista de Silla, aunque algún buen despistado acudió a la avenida del Levante, y tras percatarse de la soledad se dio cuenta rápidamente de su equivoco y acudió al punto de quedada.

Este grupo no brilla por su puntualidad, pero si por su buena armonía, buen humor y cordialidad, cosa que es de agradecer, por lo menos para gente como yo nuevo en este mundillo.
Después de un ligero desayuno, partimos en dos coches, con 4 pasajeros en cada uno, estrenando uno de los coches.

Nos dirigimos a Vall de Laguart, fantástica zona montañosa en Alicante, cerca de Denia, aparcamos los coches en el pueblo de Benimaurell, guiados por los mas expertos y cargados con el material apropiado llegamos al principio donde paramos un momento para cargar pilas.


Comenzamos con un rapel de 14m, y seguidamente, el rapel de 47m volado. De un rapel a otro hay una repisa exigua que según dice el croquis es para 3 personas. Nosotros estuvimos 2 en ella pasando alguna que otra penalidad.


El rapel del 50m es fabuloso, quita el hipo. A los pocos metros pierdes la pared y cuando la cuerda te gira y ves todo el barranco, la adrenalina fluye por las venas.


Con zarzales en algunos momentos molestos, con las piedras húmedas que hicieron que más de uno resbalara y las yerbas mojadas y el barro, aparte de barranquismo hicimos patinaje artístico sin patines algunos traseros son testigo de ello.


Después de los destrepes, llegamos al rapel de 50 metros. Este no es volado pero es largo y entretenido.






Por el camino nos encontramos un jabato que se había despeñado y las patas traseras no le respondían, con temor por si la madre estuviera cerca, lo rodeamos como pudimos, con algún resbalón que otro al intentar al rodearlo.



En el último y único rapel de Racons, Andrés instaló un rapel guiado recuperable para que viéramos el resto la utilidad de esta técnica.


Una vez abajo, seguimos el duro camino de vuelta hacia los coches, la vista desde diferentes sitios es preciosa y las piernas lo notan cada vez más, hasta llegar a un trozo que hay un puente de madera que pasa por una especie de cueva, que no es el final de la subida.

Como final una fantástica fuente de agua bien fría y un antiguo lavadero, perfectamente conservado, y después de tan buen recorrido una buena comida y buen humor en un bar del pueblo, partiendo hacia Valencia, donde en un tramo nos separamos los dos coches por despiste nuestro, pero bueno llegamos al punto de partida en la gasolinera BP, con la consiguiente despedida y felicitaciones de navidad para todos.



Redacción: Toni

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