sábado, 13 de diciembre de 2014

Barranco La Rubia y Ferrata Ponoch

Serian sobre las 5 am cuando por fin consigo conciliar el sueño.
A las ocho recibo la llamada de Paula diciendo que no va a venir. Me niego a abandonar un día de aventuras, pero no se qué hacer, no tengo medios para llegar al encuentro... Que putada!!

A punto de abandonar recibo una llamada de Andrés que me motiva lo suficiente para salir disparado en scooter hasta tierras muserencas. Allí, me recibió alegremente el resto del equipo, formado por nuestro guía Andrés, Loli, y Carlos Capitán.. Un gran equipo para disfrutar una buena hazaña.

Alegremente y a topes de "speed" salimos hacia Benidorm, y desde allí hacia el interior hasta Nucia, para llegar finalmente al imponente macizo rocoso del Ponoch.

Era un día soleado y el parking, al lado del helipuerto, estaba ya abarrotado. Los escaladores y montañeros se apelotonaban allá a lo lejos. Había demasiada gente que se disponía a hacer la vía Ferrata, así que decidimos hacer primero el barranco La Rubia con el fin de evitar esperas innecesarias... los días son cortos, así que fue una gran decisión!


Tras media hora de aproximación duditativa llegamos ya al barranco, guiados en parte por el GPS, las piedritas en el camino y el olfato barranquista de Andrés.

Unos destrepes nos ponen en órbita. Seguidos de una especie de tobogán angosto. El lugar es bonito y la sensación reconfortante. Unos rapeles de diferentes alturas e inclinaciones le dieron un toque aun mas atractivo.
Durante una de las esperas mientras se montaba un rapel doble... Zas!! Obsequio!! Me encuentro una herramienta multiusos con funda y todo. Mi gozo se desborda... (Atención a todos en las cabeceras y durante las esperas que se nos olvidan las cosas... Noooo)

Unos gritos de unos y otros terminan por confirmar que estamos listos para lanzarnos al vacío. Un rapel volado de 40 m, estremecedor. Una pared imponente y rugosa que rebela cierto misterio. Una belleza extraña que han aprovechado los escaladores para su disfrute.

Vistas exuberantes abajo en el valle, el mar al fondo, la quietud del lugar... hora de descender. Loli que voy!!











Caminamos de vuelta por camino pedregoso y aunque la duración de la actividad y el recorrido no habían sido grandes, la sensación era satisfactoria. Morralla para Andrés.


Lo bueno estaba por llegar. Cambiamos de equipo en el coche y nos dirigimos a la falda del Ponoch.

Una subida dura. Estaba bastante acalorado con el puto casco de la moto. Andrés queda perplejo al caerle una piedra a gran velocidad a pocos metros...Ufff, por poco!!
Tocaba reponer energías y Loli se apresuro a comer el bocadillo a sabiendas de que yo sobreviviría con mi aguacate.

Comenzamos la trepada por la ferrata. La magnitud del Ponoch era implacable. Majestuosa y colosal como Raquel en la cabalgata de Reyes. Faltó Pit desde lo alto tirando confeti! Subimos mas y mas.










El vértigo empezaba a sentirse y a penas habíamos comenzado. Varios tramos expuestos me produjeron un ligero cosquilleo en el estomago. Sube la adrenalina y mis manos se aferran cada vez con mas fuerza a los escalones. Por encima de mi la intrépida Loli, que arriesga el Iphone de Andrés con el fin de sacar las mejores fotos. Al fondo el Capitán, sube con paso firme y constante, serio y sereno. Mientras Andrés sonríe al verme tan entusiasmado... o sera que esta un poco acojonado?


Seguimos subiendo. Parece no terminar nunca. Hasta el punto que parece una atracción de feria. Que hermosa roca! Volveré para escalarla pensé mientras observaba a los escaladores adyacentes.


Ya en la cima caminamos rumbo al punto de descenso. La vista increíble para unas fotos. 
Después de dos rapeles consecutivos pudimos seguir a pata.

El desnivel aceleraba nuestra marcha.. Llegados al coche, el sol comenzaba a caer mientras que el cansancio y la felicidad despertaban..
Había resultado un día cojonudo... y si me preguntas... Si, repetiría!!

Redacción: Carlos Soro
Fotografía: Loli

1 comentarios:

Pitcave dijo...

Muy buena crónica, el poeta con casco de moto.