lunes, 1 de marzo de 2010

La Gran Diagonal de Telera

Existe más de una vía bautizada con este nombre en nuestros macizos, como la gran Diagonal de Pollegó o la gran Diagonal del Balaitus entre otras. Telera no es una excepción. También allí existe una Gran Diagonal. Muchos podrán pensar que la originalidad de los montañeros pasa por momentos bajos. Pero quien descubre este corredor se da cuenta de que no podría llamarse de otra manera.


Cono de deyección y Gran Diagonal (ascendente hacia la izquierda)



La clásica Gran Diagonal de Telera es “Gran” porque es grande. Cuando uno se acerca a sus inicios, se siente como una partícula apunto de caer en un embudo gigantesco. Las paredes del corredor se levantan solemnes mientras te vas haciendo cada vez más pequeño. Pero a la vez es una diagonal perfecta, como si por encomienda de los dioses, se hubiera trazado con escuadra y cartabón. Y es que al arquitecto de esta obra no le tembló el pulso.


Entrada al corredor


Así que Victor y yo decidimos aventurarnos en este clásico corredor. Aunque teníamos nuestras dudas debido al último temporal, un par de llamadas a un albergue de la zona nos animó a seguir con nuestros planes. Salimos el viernes después de comer y llegamos a buena hora, sobre las 21h. Por el camino, Amancio se sumó a la tropa con un compañero de cordada de Huesconsin (Cheba). Como ya habían hecho esta clásica, querían probar suerte en otras vías.


Primeros tramos de corredor


Tras cenar unos buenos combinados en Biescas, nos fuimos a dormir al albergue de piedrafita que pese a nuestros temores, se encontraba completamente vacío.

A las 4 a.m. suenan los despertadores. Preparamos la mochila y todos los trastos. Víctor estrena chaqueta por la patilla mientras que yo, unas polainas regalo de reyes. Después, nos bajamos a desayunar. El del albergue nos ha dejado preparado el desayuno y un microondas para calentar la leche. Tras comer algo y terminar de vestirnos, salimos en dirección a Telera. Primero cogemos el coche y nos perdemos por unas pistas. Yo maldiciendo el GPS, pensando que “el puto datum” nos llevaba por el camino de la perdición. Pero no, no era el datum. Todo el mérito era nuestro, así que coche “parriba”, coche “pabajo” conseguimos dar con el camino adecuado (técnica de “prueba y error”). Por el camino coincidimos con Amancio y Cheba, así que compartimos parte de la aproximación, hasta que cerca del plató nos despedimos.


Superando el primer resalte


Continuamos siguiendo unas huellas. A lo lejos podemos divisar ya la Gran Diagonal, aunque el corredor quedá oculto tras la muralla rocosa. Aún así, algo se puede intuir.

Al comienzo de la subida, nos equipamos. Todavía queda para llegar a lo que es el corredor propiamente dicho, pero mejor hacerlo ahora y con comodidad. El culo lo llevo algo “pretico” como diría algún maño, ya que el cono de deyección es generoso y hay nieve acumulada en abundancia. Hay una mezcla de placas que me marea, así que continuamos siguiendo las huellas que nos preceden. Poco a poco vamos ganando altura, adentrándonos en el corredor. Al principio vamos caminando. Poco a poco vamos apoyando el piolet, hasta que terminamos a cuatro patas. Ya estamos en el meollo. Por delante de nosotros divisamos una cordada. Por fin la primera dificultad seria, un resalte de hielo. Lo aseguramos ya no por su dificultad sino por el patio (ya sabeis, bien “pretico”). Tras poner dos tornillos psicológicos, superamos el primer largo. Mientras recojo la reunión, Victor sigue adelante. Me entretengo un poco comiendo unas barritas y bebiendo agua. Al incorporarme, continúo siguiendo las huellas. Y sigo, y sigo, y sigo, y… ops, un resalte!. Mmmm… pienso que si Victor no está es que no hace falta encordarse, así que sin pensármelo dos veces me pongo a la faena. Y lo que suele ocurrir… que es cuando estás en el ajo cuando decides pensar un poco más.



El mirador. Acojonante...


La cosa pinta fea y me replanteo la hipótesis de que Victor ha subido por aquí. Así que miro hacia atrás y… sospecha confirmada. Hay una huella que se separa por la derecha y de la que no me he dado ni cuenta. Ops, marroneti!. Así que ya sin opción de vuelta atrás y bien “repretico”, me las apaño para superar el resalte. Total – pienso – si se ve que enseguida se encuentran las dos vías – que inocente soy a veces…


Ya más tranquilos, encarando la recta final


Sigo adelante. Victor y yo nos hemos localizado con la técnica “yo te chillo y tu me chillas más”. Lo mejor de todo es que llevamos radios, pero son tan modernas que se activan con el sonido. Eso parece una maravilla, hasta que te das cuenta de que la tuya se activa con el aleteo de una mariposa y la suya con el paso de un trolebús. Así que la comunicación es cero patatero. De repente otro p… resalte. Bueno – pienso- si ya hemos superado uno, este es otro más – se nota que soy licenciado. Así que me hago el ánimo y clavando los piolets como si mi vida fuera en ello, supero el 2º round. Pero, ops! Otro resalte más. Y este con bloque empotrado! A la derecha, una cuerdecita que termina justo debajo de la cornisa me dice “por aquíii…. por aquiiii….” Pero como voy “repretico” y no veo claro la salida, y mucho menos llegar a la cuerda que está sobre unas placas de nieve de muy poca confianza, decido indagar un poco más en el resalte. Un pasito más, un pasito más, a ver que veo por arriba… leches! La hostia que tengo por abajo! Y es que me acabo de meter en otro marroneti. Así que con un tornillo y los piolets, voy autoasegurándome hasta ponerme a cuatro patas sobre el bloque empotrao – si los de desnivel supieran de mi estilo… Asomo mi cabecita y por fin veo a Víctor preparándome una reunión. Pero ya para lo que queda… decido terminarlo yo solito – puro orgullo.


Frío intenso durante todo el día. -10ºC


Feliz reencuentro. Victor también andaba “apretando” por el by-pass, así que nos hacemos el ánimo y continuamos ya más felices…. Hasta que llegamos al mirador. Cambia la inclinación, que nos escupe directos a una vertical de nosecuantosmetrosmejornosaberlo. Así que chin, chin, clash, clash… chin, chin, clash, clash… vamos superando el paso con más miedo que vergüenza. Menos mal que nadie nos ve.


Últimos metros


Ya fuera de bromas, el corredor es una pasada. Estéticamente lo tiene todo. Desde el final del corredor podemos divisar a los que desde el inicio, abajo del todo, siguen nuestras huellas. La Gran Diagonal no regala nada. La última pala toma inclinación y en la salida te obliga a clavar los piolets en el suelo. Hasta que no estás fuera, no estás fuera.


Cumbre


El retorno es una odisea. Peña Telera es sin duda, cumbre de montañeros, pues las alternativas de regreso van desde el “paso horizontal” muy expuesto y con más ambiente que Estafeta en un 7 de Julio, a descender por el corredor de la “Y”, con dos rápeles de 50 metros y de propina, el descenso del corredor a cuatro patas durante un buen rato.


Buscando el corredor de la "Y"


Teníamos claro utilizar el corredor de la “Y”, más largo, pero más seguro. Por el camino nos juntamos con unos madrileños con los que compartimos cumbre y descenso. Sobre las 17h estábamos ya caminando erguidos sobre la pista de retorno a nuestros coches.


Destrepando por el corredor


Sin duda, un corredor asequible y de obligada visita tanto si vas como si no vas a Telera.

3 comentarios:

Héctor dijo...

lo entiendo eso d arriba....grandes chicosss

Victor dijo...

Ahi arriba dice literalmente. TENEIS LOS HUEVOS CUADRADOS!! Funli Lon. Muy buena cronica. Sin lugar a dudas la mejor actividad de montaña que he hecho.

jero dijo...

Joder, que envidia!!!

Si llego a subir.... me cago en el mirador...!!!!
Vaya patio!!!

Chapó por la ascensión!!!
Enhorabuena a los premiados

Crónica de lujo, acorde a la actividad...